No es de extrañar que por la importante carga psicológica que conlleva, en el segundo caso la vía nos parezca mucho más difícil. Es complicado ser objetivo en estos casos. Paradójicamente en el caso de vías “peligrosas” igual la forma más imparcial de medir el grado de una vía sería en toprope… Vale, ya sabemos qué debe medir el grado de una vía pero: ¿Cómo se mide exactamente esa dificultad? ¿Cómo se refleja esa dificultad en una letra u otra?
3. ¿Qué es exactamente la dificultad de una vía?
No todos estamos de acuerdo en lo que significa “la dificultad” de una vía. Dos tipos de dificultades posibles (pueden haber muchas más): • La dificultad de una vía es la dificultad física. Es decir, como cuanto de esfuerzo muscular debe hacerse para ascenderla, tanto si es de potencia como de resistencia. • La dificultad de una vía es la dificultad técnica. Por dificultad técnica queremos decir la dificultad de hacer una vía sin que “te chiven” los pasos, es decir la dificultad de “ver” los pasos y movimientos óptimos para subirla o la “fe” o climatología necesaria para mantenerte en adherencia o el nivel de “azar” para conseguir ejecutar bien todos los pasos sin caerte (dinámicos, pies pequeños)… Una combinación de ambas dificultades (física y técnica) parece que debería darnos la dificultad global de una vía. Pero dado que hemos quedado que el grado mide la dificultad de la vía cuando ya sabemos los pasos óptimos para subirla, la dificultad técnica probablemente haga que la vía sea más difícil a vista, pero en teoría no aumenta su grado. ¡Vale! Resumiendo y recapitulando ya sabemos que medimos la dificultad de una vía ensayándola, que esta dificultad es sobretodo la física (y no la técnica) y que no cuentan los aspectos psicológicos. ¡¡¡Casi nada!!! Es probable que la mayoría de la gente que haya llegado hasta aquí ni siquiera esté de acuerdo con esto ¡y aún no hemos graduado ni una vía!!! Bien pero aún así…
4. ¿La dificultad de una vía es la misma para todo el mundo?
Parece obvio que no. Esta variará según la fisiología de cada escalador (altura, peso, envergadura, forma física, flexibilidad, resistencia, potencia…). De ahí viene la tan manida frase: “el grado es subjetivo”. ¡¡¡Cuanto daño ha hecho esta frase y cuantos desmanes graduatorios ha justificado!!! Realmente hay pasos de escalada que son muy obligados y que en función de tus características pueden variar la dificultad de forma abismal o incluso hace la vía irrealizable (morfológicos los llaman). Pero son casos contados y no justifican la total lasitud que a menudo se esconde tras la forma de graduar vías y la tan manida frase de la “subjetividad”. Mi experiencia es que, quitando vías morfológicas, en general la opinión neutral de todos los escaladores sobre el grado de una vía raramente varía en más de medio grado. Sobre una vía uno opina que es 6a y otro quizá 6a+, pero raramente otro opina que es sólo 5+ u otro 6b. Por tanto “el grado es subjetivo, pero poco“. Pero aunque el grado sea poco subjetivo, la dificultad que percibimos cada uno variará ligeramente. Por eso la única forma honesta de marcar la dificultad de una vía es a través del consenso de todos, a través de la opinión mayoritaria. Si el 90% de los escaladores opina que la vía A es más fácil que B, entonces así debe ser. Asentado todo esto pareciera que, aunque difícil, es posible graduar correctamente todas las vías, pero se nos ha olvidado otro problema: Ahora que ya sabemos que la vía A es más difícil que la vía B ¿Cómo traducimos la dificultad de las dos vías a esos numerajos que representan el grado?
5. ¿Cómo traducimos la dificultad de una vía a ese numerajo que representa el grado?
Explicado con un ejemplo: Probamos las vías A y B, y todos estamos de acuerdo en que A es más fácil que B según todos los criterios comentados hasta ahora. ¿Pero cual es el grado de A? ¿es 6a o no? ¿y B por tanto? ¿es 6a+ o es 6b? ¿O quizá a pesar que B es más difícil que A realmente no pueden considerarse ambas de grados diferentes y por tanto son las dos 6a (uno más duro que el otro)?¿Cómo podemos responder a estas preguntas? Pues me temo que no se puede, al menos de una manera concluyente. No existe ninguna tabla que relacione (caso que pudiera medirse) el esfuerzo empleado en hacer vía con su grado. Resumiendo, ¿tanto rollo para nada? ¿seguimos sin saber como poner el grado a la vía?Pues eso parece. Pero no. Resulta que aunque no existe esta tabla todos tenemos una idea de qué dificultad implica 6a y cual 6b. ¿Y eso como lo sabemos? Pues lo sabemos a partir de la experiencia obtenida al haber escalado diversas vías de ese grado. De una forma intuitiva. Es por ello que quien mejor gradúa una vía es aquel que hace muchas vías de ese grado o de un grado similar y no necesariamente su aperturista (mal que les pese a muchos integristas). Y también graduarás mejor si has “visto mundo” que si sólo escalas en tu escuela y para ti el grado de las vías de tu zona es ley. Probablemente así surgieron casos como Montanejos o Cahorros, pero también era otra época, claro.
6. El método Huber
Otra forma algo más estricta de intentar establecer a qué grado pertenece una vía, la indicó Alex Huber (perdón si el primero no fue él) basándose en comparar el grado que un escalador es capaz de hacer a vista, ensayado en el día o ensayado a largo plazo (días o semanas).
|